El que las comprende las aplica
El que las sabe las enseña
Y... ese
al que ni le gustan, ni las comprende, ni las sabe...
Ese dice como hay que aprenderlas,
como hay que aplicarlas
y como hay que enseñarlas.
Así es, pues, la matemática; te recuerda la forma invisible del alma; da vida a sus propios descubrimientos; despierta la mente y purifica el intelecto; arroja luz sobre nuestras ideas intrínsecas y anula el olvido y la ignorancia que nos corresponde por el nacimiento (Proclo).”
Juro por Apolo délico y por Apolo pitio
Por Urania y todas las musas,
por Zeus, la Tierra y el Sol, por Afrodita, Hefesto y Dionisos,
y por todos los dioses y las diosas,
que nunca abandonaré las matemáticas
ni permitiré que la chispa que los dioses han prendido en mí se apague.
Si no mantengo mi compromiso, que todos los dioses y diosas por los que he jurado se enfurezcan conmigo y muera de una muerte miserable;
y que si lo cumplo, me sean favorables.